La historia de Caín y Abel la oímos en la iglesia como regla de vida: o sos uno o sos el otro. Somos señaladores de errores ajenos. Nos dicen que Dios Padre “no es partícipe de los grises; o es blanco o es negro”. Enfrentamos situaciones con grises que el mundo trivializa; parece que podemos decidir sin consecuencias. Dios pone en el corazón Ley para distinguir lo blanco de lo negro, lo correcto de lo incorrecto. Solo Jesús es sin pecado; nuestra naturaleza puede hacernos pisar el error. Ayudémonos entre hermanos y advertimos cuando alguien va al palito. No seamos Caín.
Lectura Bíblica: Y el Señor le dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?» Y él respondió: «No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?» Génesis 4:9
Oración: Padre Nuestro, acompáñanos en nuestros caminos para no andar por lugares de tinieblas, que juntos como hermanos podamos ir actuando en tu Nombre. Amén.