Devociones de Adviento

-Lunes 15 de diciembre-

Dios nos adorna con alegría

El desierto y la soledad se alegrarán; el yermo se regocijará y florecerá como la rosa; florecerá en abundancia, y también se alegrará y cantará con júbilo, pues le serán dadas la belleza del Líbano y la hermosura del Carmelo y de Sarón. ¡Estos montes verán la gloria del Señor, la hermosura de nuestro Dios! (Isaías 35:1-2).

El capítulo 35 de Isaías se enfoca en describir el día del Juicio Final, cuando el Señor victorioso retorne a reclamar su creación y a redimirla y rehacerla dándole nuevos cielos y nueva tierra.

Esta profecía comienza anunciando el reflorecimiento del desierto en el que había sido convertida la región de Judá por los ejércitos asirios. Como muchas profecías, esta también se refiere al florecimiento de una nueva nación, la Iglesia, inaugurada con la presencia de Cristo en la tierra.

Cuando Isaías anuncia que “¡Estos montes verán la gloria del Señor, la hermosura de nuestro Dios!” presenta la perspectiva gloriosa que, con ojos de la fe, podrá ver el pueblo quebrantado.

En estos días de Adviento, y mientras esperamos con júbilo el regreso glorioso de Cristo, miramos a nuestro alrededor y vemos mucha destrucción y desorden. Vemos cómo el pecado todavía sigue causando profundos estragos con el intento de apagar la gracia y el amor divinos de nuestro buen Dios. Pero esto no será posible, porque Dios mismo, en Cristo se encargó de nuestra salvación.

En las aguas del Bautismo Dios nos regó con el Espíritu Santo para hacer florecer nuestra alma, para cambiar el desierto y el destrozo del pecado en valles fértiles de ternura y misericordia. Jesús todavía hoy nos dice: “Al que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Apocalipsis 21:6b). Cristo mismo es la fuente de agua fresca y pura que reverdece nuestra vida y la mantiene fuerte para producir frutos.

Gracias, Padre, porque en Cristo reverdeces en nosotros el campo de la fe y la alegría. Tu Espíritu Santo es la lluvia regeneradora con que nos bendices cada día. En Cristo. Amén.

Para reflexionar

  • ¿Cuán vital es para ti nutrirte con el agua espiritual que es Cristo?
  • ¿Cómo describes la hermosura de Dios? Comparte tu alegría en Cristo con quienes están a tu alrededor.

 

Pastor Héctor Hoppe, Predicador de Para El Camino