Devociones de Adviento

-Jueves 11 de diciembre-

Testimonio

Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida (1 Juan 5:11-12).

Imagínate que estás en una corte en la que tú eres el acusado. Te acusan de creer en un mundo mejor. El juez es la opinión pública, la gente que te escucha y dicta sentencia en tu contra. Ellos ven el estado del mundo y piensan que éste va de mal en peor. Por eso te juzgan. Dicen que estás loco por creer y decirle a la gente que viene un mundo mejor donde ya no habrá más muerte sino solo vida en abundancia.

Los seguidores de Jesús viven no por lo que ven con los ojos, sino por lo que creen en base a las promesas de Dios. Aunque vemos muerte en el mundo, Dios promete vida eterna. Mediante la resurrección de su Hijo Jesús, Dios nos ha dado una promesa para creer. Nos promete que, así como Jesús ha resucitado de entre los muertos, todos aquellos que crean en Él serán resucitados para vida eterna. Nos promete además que llegará un día en que Cristo volverá al mundo y vencerá a la muerte de forma definitiva. Será un mundo nuevo, una nueva creación.

Pero la opinión pública no ve las cosas de esta manera. Para ellos la resurrección es un sueño, una ilusión, una locura. ¿Cómo creer en la promesa de vida eterna que Dios nos da ante el juicio del mundo? ¿Quién dará testimonio a nuestro favor de que Dios es fiel a Su promesa?

Necesitamos a un abogado defensor que abogue por nosotros ante la corte del mundo, que nos dé la certeza de que no estamos locos y nos fortalezca en la fe que se aferra en las promesas de Dios. Según el apóstol San Juan, este abogado defensor que habita en nuestros corazones es el Espíritu Santo (1 Juan 5:6b). ¿Y cuál es su testimonio? Nos dice Juan: “Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (vv. 11-12).

Gracias, Dios de la vida, por enviar al Espíritu Santo a nuestros corazones para dar testimonio de Tu promesa de vida eterna por medio de tu Hijo Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cuáles son algunas razones que no nos permiten creer en la posibilidad de un mundo mejor?
* ¿Qué emociones experimentas al escuchar la promesa de Dios acerca de la resurrección de los muertos y la victoria de la vida sobre la muerte para todo aquel que cree en Su palabra?

 

Profesor Leopoldo Sánchez