Sábado, 10 de junio.
Cuando no existen motivos para tener esperanza
Carlos tenía dolores de cabeza recurrentes. Con el tiempo, se intensificaron y buscó ayuda médica. Después de los exámenes, el diagnóstico llegó: Carlos tiene un tumor maligno y está en un lugar difícil de extraer. El médico fue muy atento y amable, pero dejó claro que los recursos que podía ofrecer la medicina eran bastante limitados dada la magnitud del problema.
Tal vez tú, o alguien cercano a ti, haya experimentado algo similar. Una cosa es tener esperanza cuando se conocen los caminos para resolver un problema, y otra muy distinta es tener esperanza cuando todas las perspectivas no están a su favor.
Abraham es considerado el padre de la fe porque creyó, esperando contra toda esperanza. La fe de Abraham no fue algo que ganó por su propio esfuerzo, sino un regalo de Dios, un regalo que lo hizo esperar cuando no había razón para esperar.
Ese mismo regalo se te ofrece al escuchar la Palabra viva y poderosa de Dios. Este regalo le ha dado a Carlos fuerza, esperanza y seguridad de la compañía de Jesús en cualquier situación. Y si aquí se acaba la vida, hay un lugar pleno y definitivo, preparado con amor para los que confían en Jesús y esperan aun cuando no hay razón para esperar.
Oremos: Padre que estás en los cielos, dame confianza y fe para seguir esperando contra toda esperanza, firme en tu amor y gracia. Por el bien del Señor Jesús. Amén.
Lectura: Romanos 4. 13-25