¡Esperar! ¡Paciencia!
¿Estamos perdiendo la capacidad de esperar? ¿Quién espera matrimonio para las relaciones sexuales? ¿Quién espera que cambie el día para revisar los medios en el celular? ¿Quién puede esperar a que la cuenta sea positiva y no usar una tarjeta de crédito? Contra la cultura inmediata, el salmista reza:
“Esperé pacientemente la ayuda de Dios, el Señor. Me escuchó y escuchó mi grito de auxilio” (Sal 40:1). Tener paciencia puede evitar la tristeza. ¡Esperar! Evita el mal, lucha contra el pecado, pospone las decisiones que pueden hacerte caer. Espera y confía en Jesús, confía en tu palabra. Él te escuchará, dirigirá tu camino y traerá satisfacción a tu corazón. Oración: Jesús, perdóname porque muchas veces no tuve paciencia y elegí malos caminos. Llena mi corazón y mi mente con la esperanza de la vida eterna para que pueda tomar decisiones con calma y sabiduría. Amén.
Lea en la Bíblia: Salmo 40.1-3