Domingo, 11 de junio.
¿Estás enfermo?
Pocas personas van al médico cuando se sienten bien. Aun reconociendo la importancia de hacerse un chequeo de vez en cuando, gran parte de la población solo acude al médico cuando se da cuenta de que algo anda mal en su cuerpo, en su mente.
Cuando Jesús llamó a Mateo para que lo siguiera, estaba sentado en la oficina de impuestos. Los recaudadores de impuestos, también llamados publicanos, tenían muy mala reputación porque eran considerados corruptos. Jesús llamó a Mateo y fue a cenar a su casa, despertando la indignación de aquellos que se consideraban superiores a los demás por ser más religiosos: los fariseos. Cuando ellos cuestionaron la actitud de Jesús, tuvieron como respuesta: “Los sanos no tienen necesidad de médico, pero los enfermos sí”.
La Biblia es clara al revelar que todos los seres humanos están enfermos, debido al pecado que habita en cada corazón. Es necesario reconocer que la enfermedad existe, para poder recibir el tratamiento médico adecuado.
El mejor y más grande médico que existe no hace acepción de personas. Jesús dijo que vino a llamar a los pecadores. Quiere acoger a toda clase de pecadores aplicando el mejor y más eficaz trato que cualquiera puede recibir: el perdón y la certeza de la vida eterna.
Oremos: Jesús, eres el médico que necesito para sanar mi mayor problema. Perdona mi pecado y hazme reconocer cada día cuán dependiente soy de ti. En tu nombre. Amén.
Lectura: Mateo 9: 9-13