Domingo, 2 de abril.
Palmas de la victoria
“Mucha gente tendió sus mantos en el camino, y otros tendieron ramas que habían cortado en los campos a lo largo del camino” (Marcos 11:8). Las palmeras eran símbolo de victoria, gloria y realeza. El simbolismo era claro: “Aquí está nuestro Rey victorioso, el Mesías, el Hijo de David”. Jesús era su Rey, aunque su corona estaba hecha de espinas y su trono era una cruz. Obtuvo la victoria, aunque no sobre los invasores romanos. Más bien, vino a vencer el pecado, la muerte y el diablo. Y por su sufrimiento, muerte y resurrección, nuestro Rey ha obtenido la victoria para sí mismo y para todos los que creen en él. Por eso también nosotros, en el último día, estaremos delante de él, con palmas en las manos, exclamando con alegría: “Nuestra salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
(Apocalipsis 7:10)
Oración: Ayúdame, Señor, a regocijarme en tu victoria sobre la muerte y el mal. Amén.