Viernes, 9 de junio.
Religiosidad vacía de amor
Asistir a una iglesia, ayudar a alguien en necesidad, orar y ofertar lo recibido son algunas de las prácticas comunes de una persona que se considera religiosa.
El profeta Oseas vivió hace mucho tiempo y fue llamado por Dios para denunciar la religiosidad vacía que vivía y practicaba el pueblo. En el Templo se hacían sacrificios según la orden del Señor Dios pero, en la vida cotidiana, los corazones de los adoradores estaban alejados de los valores de su Señor.
Nuestro desafío no es abolir las prácticas religiosas o despreciarlas como inútiles, sino superar la religiosidad vacía y ritualista para vivir una religiosidad llena de sentido y de amor. Dios nos desafía a superar la “religión dominical” para vivir cada día llenos de los valores y principios que recibimos a través de Su Palabra, leída y predicada en los ritos practicados en la comunidad de fe. Los ritos cristianos necesitan estar conectados con aquel que se despojó de sí mismo, con el fin de llenar de amor y de sentido la vida de cada uno de nosotros: Jesús, amor hecho humano.
Oremos: Jesús, líbrame de la religiosidad vacía con la que muchas veces trato de acercarme a ti. Límpiame de mi pecado. Confío en tu amor. Quiero aprender y vivir este amor todos los días de mi vida. Por amor de tu nombre. Amén.
Lectura: Oseas 5: 15, 6: 1-6