Sábado, 19 de abril
Dios no improvisa
José era de Arimatea, una ciudad de Judea, y también esperaba el reino de Dios, así que fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, envolvió el cuerpo en una sábana y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en donde aún no se había sepultado a nadie. Era el día de la preparación, y estaba por comenzar el día de reposo. Acompañaron a José las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo (Lucas 23:51b-55).
En un funeral, las personas se reúnen para despedir a alguien. Por lo general va mucha gente, incluso personas de las cuales los deudos no sabían que tenían alguna relación con el fallecido. El funeral es una oportunidad para ofrecer compañía a los familiares y amigos más cercanos.
Cuando Jesús murió, no hubo tiempo para preparar su funeral. En pocas horas todos tenían que dejar de trabajar, para entrar en el día de reposo. Había que apresurarse. Entonces aparece alguien, un desconocido para nosotros, que tuvo la valentía de solicitar a las autoridades el cuerpo de Jesús para darle digna sepultura en una tumba de su propiedad. José de Arimatea se menciona en la Escritura solo esta vez, en la ocasión de la sepultura de Jesús.
¿Quién era este hombre? Era un discípulo de Jesús que ocupaba un cargo importante en el consejo de los judíos, pero que no tuvo las herramientas para evitar la muerte de Jesús. Pero así tenía que ser, porque era necesario que Jesús muriera por los pecados de todo el mundo. Dios tenía reservado a José para la tarea de sepultar a Jesús, y las mujeres de Galilea lo acompañaron y vieron el lugar en que Jesús fue puesto.
Nada es improvisado en el plan de Dios. Jesús muerto sigue siendo importante, porque solo muerto podrá volver a vivir para siempre. Solo hay que esperar hasta el domingo.
Oremos: Gracias, Padre, porque enviaste a un discípulo de Jesús para darle digna sepultura. Amén.
PARA REFLEXIONAR_______________________________________________________________
- ¿Qué aprendes de Dios a través de todo esto?
- Dios sepultado y tapado con una piedra demostrará que la muerte no lo puede detener. ¿De qué manera afecta esto tu vida?
Rev. Héctor Hoppe