Sábado, 19 de marzo
Amistad extrema
Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que es el poner su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer a ustedes. Juan 15:12-15
¡Qué cosas significativas se han dicho sobre la amistad! Si uno busca, encontrará centenares de frases que ensalzan su importancia, nobleza, altruismo. Quien tiene un gran amigo posee un tesoro. Leo Buscaglia ha escrito: «Una sola rosa puede ser mi jardín; un solo amigo, mi mundo».
¿Tienes la dicha de contar con amigos? ¿Qué significan para ti? ¿Cómo imaginas que sería tu vida sin ellos? Las relaciones familiares pueden ser fuente de bendición, pero también de conflicto. Las verdaderas amistades hacen de nosotros mejores personas. Es un vínculo que ponemos en otra categoría. La cercanía de un amigo es fuente de alegría, aceptación, compañía. Tener amigos es contar con un tesoro. «El amigo ama en todo momento; en tiempos de angustia es como un hermano» (Proverbios 17:17). Esto significa que un amigo, que no es de nuestra misma sangre, puede equipararse a un hermano de sangre y muchas veces -por qué no- ser incluso más importante.
Jesús se ha ganado el derecho de ser nuestro mejor amigo. No hay amistad más grande que aquella de alguien que pone la vida por sus amigos. Quienes estábamos en abierta rebeldía contra el Padre, ahora podemos disfrutar de la amistad de Jesús. Nada nos acerca más a Dios. Jesús nos da a conocer lo que ha oído de su Padre. Él nos oye atentamente cuando algo nos angustia. Su amistad es incondicional. Tú también puedes figurar en la lista de sus amigos.
Amado Jesús: gracias por ofrecerme tu amistad. Gracias por lo que has hecho por mí. Gracias por tu palabra y el oído atento a mis ruegos. Amén
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(Devocional extraído de la serie: Por ti y por mi – www.paraelcamino.com)