Devociones de Cuaresma

Viernes, 1 de abril

Poco ruido y muchas nueces

No gritará ni levantará la voz; no se hará oír en las calles. No hará pedazos la caña quebrada, ni apagará la mecha humeante. Traerá la justicia por medio de la verdad. No se cansará ni se fatigará hasta que haya establecido la justicia en la tierra; las costas esperarán sus enseñanzas. Isaías 42:2-4

Mucho ruido y pocas nueces. Aplicamos este dicho a variadas situaciones. Significa que las expectativas despertadas no se condicen con los resultados. Propaganda, alto perfil, pero, al final, sensación de frustración y fracaso. ¿Te ha sucedido?

Jesús no vino a este mundo precedido por bombos y platillos. Su presencia iba a cambiar el mundo, pero sin la estrategia de quienes necesitan hacer mucho ruido para despertar la atención… quizá porque tienen poco para dar u ofrecer. Cuando Jesús hacía un gran milagro, rogaba que no lo estuvieran difundiendo. Venía a servir, no a cosechar fama. 

En el libro del profeta Isaías, el Siervo de Dios -Jesús- aparece representado de varias maneras. Aquí es descrito como alguien que no necesita gritar ni alzar la voz para hacer su misión. Cuando uno tiene la verdad, cuando hace lo que hay que hacer, puede hacerlo de manera silenciosa, mansa. Si es de Dios, dará su fruto. Tocará corazones, convencerá. No hacen falta el poder ni la fuerza.

El ministerio de Jesús es restaurador. Él no vino a romper lo que estaba lastimado. No vino a apagar aquello que tenía posibilidades de encenderse y volver a brillar. En medio de una humanidad rota por el pecado, vuelve a brotar la esperanza. Él fue roto y quebrantado en la cruz, para pagar por nuestras injusticias. Su justicia cubre nuestras injusticias. La justicia y la verdad se abrazan. La verdad se impone por su propio peso. Las almas recobran el aliento. El cielo y la tierra se reconcilian. Poco ruido y muchas nueces.

Amado Jesús: gracias por tu gran mansedumbre. Fue por mí que sufriste, para abrirme las puertas del cielo. Te alabo, Señor. Amén

Señor, que eres la luz del mundo: ilumina mi vida. Abre mis ojos. Muéstrame el amor del Padre. Amén

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(Devocional extraído de la serie: Por ti y por mi – www.paraelcamino.com)